SOBRE HÉROES Y TUMBAS

Abadía de Westminster.
euro . 4,69

Bajo la tradicional niebla londinense se levanta una imponente construcción gótica del siglo XI. Los guardianes granaderos, custodian impasibles la entrada a la abadía.

Nada es imposible ni siquiera aquello que parece imposible.

El plan delortista para entrar era infalible. Max y las potras se disfrazaron de sus altezas reales.
Llevando en andas a Cada vez Peor, la cabra-mujer,personificada como la Reina Madre con su traje y capelina verdes, iban Max como Enrique VII, La Cobani como Ricardo III, Cassandra como Charles Darwin, Mal Medicada como Ana Bolena, Madama Bovary como Maria Antonieta y la participación especial de la Dra Exxxeso como la Cabeza Degollada.
Ante tal sorprendente comitiva, los granaderos se abrieron paso y se deshicieron en reverencias, admirados ante el momento histórico que estaban presenciando, tal vez por única vez en su vida.

Una vez adentro, La Cobani comenzó a buscar desesperada el shop de la abadía para llevarles a sus enanos bipolares un souvenir, actitud que enfureció a su jefe
Como La Cabra-Madre tenía hambre, tuvieron que pedir fardos de Heno de Pravia, argumentando que un nuevo nutricionista, el Dr Cormillot Hijo, se lo había recomendado.
Mientras Cassandra, la Coba y Max distraían a los guardias imperiales, la Dra, Malme y Madama se adentraron en la habitación real. Silencio absoluto.Inmediatamente se dirigieron hacia abajo del lecho imperial en busca de los moluscos perdidos. Alli se encontraron con dos ojitos brillantes que miraban asombrados a las mujeres reptando. Un molusco neuquino.
Eureka!-gritó Malme.
Pero no hubo mas tiempo para festejar. Carlos y Camilla salieron del jacuzzi, desnudos, y se arrojaron sobre el lecho.
-dale, vieji, chupala
-ah ah oh my God!
- rompeme el orrrto, dady!!! pero seeen forrooooo!!!!
-oh yeah!!!! ah, ah, ah, oh, oh, uuuugh, uugh, pfffffff, grrrrrrr

El molusco nos miró divertido. No sabíamos cuando iba a terminar pero por suerte para nosotros Carlos era eyaculador precoz.
Los ronquidos de Camilla nos permitieron huir sin ser vistos. En la bolsa llevábamos a nuestro preciado molusco y un consolador con la cara de lady Di que encontramos ahi tirado.
Max nos esperaba nervioso, porque había un turista chino con un libro de historia en su mano, constantando la contemporaneidad de los personajes.
-Apurensenn- forras!!
- No sabés lo que te trajimos, jefe.- dijo La Madama blandiendo la bolsa.
Alerta roja. Llegó el momento de huir. Todos los héroes se reunieron en la puerta. Deberían abandonar sus célebres tumbas de la Abadía de Westminster. La Cobani apareció repleta de bolsitas de
colores que se llevaba sin pagar.
-Usted también, Chonga?- le dijo Max con fastidio a la dra, al ver que traía una bolsa del shop.
¨Es una remera para Pyotr con la cara del duque de Wellington. Estaba en oferta porque no la compra nadie.¨
La que no se quería ir era La Cabra-Madre, que no podía dejar de comer. Max tuvo que arrearla con firmeza,pateándola por momentos, provocando asombro y angustia entre sus súbditos.
Una vez en el auto, La Madama abrió la bolsa, feliz, y ante el desconcierto de los delortistas, saltó una rata enorme de ojos brillantes y divertidos sobre la perfecta cabeza de Cassandra.